Soñar: Libertad sin movimiento
a libertad existe tan sólo en la tierra de los sueños.
Johann Christoph Friedrich Von Schiller
Sólo los sueños y los recuerdos son verdaderos,
ante la falsedad engañosa de lo que llamamos el presente y la realidad.
Cualquiera que despierto se comportase como lo hiciera en sueños sería tomado por loco.
A lo largo de la historia, ha habido un interés importante por los sueños y se les ha tratado de entender y utilizar para para diferentes fines. Entre las personas con más importantes logros en ese campo está Sigmund Freud, pero lo anteceden varios personajes importantes. Entre todos llegaron a proponer algunas herramientas para la interpretación de los sueños, ya sea para la predicción o para la cura de enfermedades nerviosas. Sin embargo parece que la motivación es grande y podemos preguntarnos: ¿Por qué este interés por los sueños? ¿Será que en ellos podemos hacer lo que queramos libres de todo juicio personal y social? En este ensayo se reflexionará al respecto de la historia de los sueños y de la relación con el anhelo de libertad que es inherente al humano.
En la antigüedad clásica, los sueños eran entendidos como revelaciones divinas o demoníacas, y podían además revelar el porvenir del sujeto que soñaba. Luego, desde Aristóteles los sueños pasaron a ser una actividad del alma, y no de los dioses. Con Artemidoro los sueños podían ser interpretados, y transformados en un lenguaje entendible.
Hay muchas posturas acerca del sueño, para algunos el sueño es algo beneficioso porque procura una fuga de la realidad displacentera. Otros sostienen lo contrario, considerándolo como una mera continuación de la vigilia (soñamos lo que ya veníamos soñando desde la vigilia). La primera postura plantea una división total entre sueño y vigilia, mientras que la segunda una total continuidad. ¿cuál será la verdadera?
Según Freud, el sueño reproduce o recuerda lo vivido durante la vigilia, aunque muchas veces simbólicamente, y los estímulos y fuentes de los sueños están vinculados a: a)estímulos sensoriales externos, b)estímulos sensoriales internos, c)estímulos somáticos internos y d)estímulos puramente psíquicos, los más difíciles de comprobar, pero los más importantes para Freud.
El sueño opera con imágenes involuntarias, no con conceptos voluntarios, el sujeto satisface sus deseos reprimidos con imágenes alucinatorias, ya que creemos estar viviéndolas realmente y la mayoría de las veces suelen ser incoherentes, absurdas y contradictorias. Pero ¿en realidad un sueño satisface un deseo no cumplido en la vigilia? Si es así entonces ¿porqué existen sueños repetitivos, siendo éstos los más importantes de una persona? Parece que en realidad el sujeto necesita el satisfactor del deseo en la vigilia, y que si no lo tiene el deseo perdurará. Si un bebé tiene hambre mientras duerme, y sueña que lo amamanta su madre, no por eso deja de necesitar el alimento materno, en cuanto despierte llorará para que se le dé de comer. Así mismo operan los deseos en el adulto, y es por eso que los sueños repetitivos nos dicen la base del problema del individuo, porque ese deseo que expresa en los sueños repetidamente, ese miedo que expresa en la noche constantemente es el indicio de que por ese camino existe una mayor cantidad de energía psíquica que el sujeto tiene la necesidad de descargar.
Es evidente que la actividad onírica es importante en nuestras vidas; un tercio de ella en promedio lo pasamos fuera de la realidad, lo pasamos durmiendo, lo pasamos soñando. Si nos ponemos a reflexionar seriamente, parece que el tiempo dormidos ocupa una gran parte de nuestra vida. Ese tercio de vida la pasamos mayormente soñando, cumpliendo nuestros deseos que en estado de vigilia no fuimos capaces de hacerles caso; o fueron inconcebibles o fueron inalcanzables. Estos deseos se cumplen por varios mecanismos en el trabajo del sueño, para alcanzar su objetivo y al mismo tiempo no ser entendidos por la conciencia si es que se no se olvidan.
Esa tercera parte podemos tener una comunicación con nosotros mismos, mandando mensajes del inconsciente al consciente, del inconsciente al inconsciente, de manera que podamos entendernos un poco mejor. En los sueños se desprende todo nuestro ser en el amplio sentido de la palabra. En los sueños podemos volar, teletranspórtanos, ser hombres o mujeres, ser el hombre que más dinero tiene del mundo o la misma madre Teresa de Calcuta. Nuestra mente, nuestra alma, puede expresarse libremente en todos los terrenos. Podemos ser el animal que nosotros queramos, estar en el país que nos plazca, con personas muertas o vivas, con nuestros ídolos de infancia o inclusive con seres inexistentes como las caricaturas. Entonces ¿en los sueños no hay límite para la expresión de deseos? Según.