¿Qué es el TOC?
El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) es un trastorno neuropsiquiátrico ampliamente reconocido por sus obsesiones y compulsiones recurrentes. Los pensamientos recurrentes a largo plazo (llamados obsesiones), las actividades compulsivas (llamadas compulsiones) o ambas pueden ser síntomas del TOC. Los pensamientos excesivos, inapropiados e intrusivos evocan ansiedad, y junto con compulsiones consumen mucho tiempo perturban significativamente al paciente.
¿El TOC como ventaja evolutiva?
Algunos científicos han teorizado que algunos síntomas y síndromes psiquiátricos idiopáticos (de causa desconocida) como el TOC, pudieron haberse originado como estrategias evolutivas exageradas que en algún momento le pudieron haber sido ser útiles a los humanos.
En otras palabras, plantean que el TOC es una versión acentuada de una estrategia adaptativa que mejoró la aptitud reproductiva de aquellos humanos que la poseían en comparación con aquellos que no. La presencia universal del TOC a lo largo de diversas culturas, así cómo su relativamente alta prevalencia (2.5% de por vida) apoyan ésta teoría y argumentan en contra de que la afección sea causada por una mutación genética dañina y son coherentes con que el TOC represente el extremo severo de un rasgo potencialmente adaptativo.
La teoría sostiene que las obsesiones son procesos de pensamiento arcaicos, involuntarios y repetitivos que estimulan estados emocionales aversivos (miedo, asco) con el objetivo de evitar riesgos. Se sugiere que la generación de escenarios de riesgo involuntarios funciona como un sistema de condicionamiento autogenerado mediante el cual el individuo puede desarrollar estrategias de evitación del daño sin experimentar los riesgos que implican los peligros de la vida real.
La función adaptativa de este sistema es que evita que el individuo tenga que experimentar peligros físicos y sociales en vivo, produciendo la misma respuesta de aprendizaje pero con total seguridad física. Por lo tanto, la capacidad de algunos organismos de aprender a evitar peligros sin la necesidad de experimentarlos en la vida real habría conferido una ventaja a los individuos que poseían este rasgo. Esto habría asegurado la propagación de los rasgos obsesivos dentro de la población pero, como ocurre con la mayoría de los rasgos, las variantes extremas pueden resultar dañinas.
El sistema inmune de la mente
El proceso obsesivo puede ser similar a la generación de anticuerpos del sistema inmunológico. El que la concentración de un anticuerpo aumente o no dependerá de si fue necesitado o no por el organismo. Mientras que los anticuerpos tienen la función de proteger al cuerpo de peligros invisibles dentro del cuerpo, los pensamientos obsesivos están diseñados para proteger al individuo de peligros externos imaginarios. Se sugiere que ambos operan a través de un proceso de selección, es decir, el anticuerpo o el pensamiento más adecuado sobrevive. Las emociones negativas que acompañan al TOC, como la ansiedad, el asco o el miedo, dan lugar a una conducta de evitación y a un proceso de aprendizaje en imágenes que, por lo general, lleva a que el individuo se vuelva “inmunizado”. En este punto, los escenarios de peligro deberían cesar o simplemente quedar inactivos. Por lo tanto, el TOC sería análogo a una enfermedad mental autoinmune, es decir, una respuesta protectora que va más allá del punto de utilidad y se vuelve autodestructiva.
Bibliografía:
Abed, R. T., & de Pauw, K. W. (1998-1999). An evolutionary hypothesis for obsessive compulsive disorder: A psychological immune system? Behavioural Neurology, 11(4), 245–250. https://doi.org/10.1155/1999/657382
Singh, A., Anjankar, V. P., & Sapkale, B. (2023). Obsessive-Compulsive Disorder (OCD): A Comprehensive Review of Diagnosis, Comorbidities, and Treatment Approaches. Cureus, 15(11), e48960. https://doi.org/10.7759/cureus.48960