Rol de la Vitamina K en la Salud Cerebral y Cognitiva
Texto por: Lolbé Castañeda
¿Qué es la vitamina K?
La vitamina K es un nutriente liposoluble y su función principal se encuentra en la coagulación sanguínea. La vitamina K no es un compuesto único, sino un término que designa a muchos compuestos similares que cumplen la función fisiológica de esta vitamina y comparten una estructura común conocida como menadiona. La vitamina K obtenida de la dieta proviene de fuentes vegetales (en forma de vitamina K1, filoquinona) o, más comúnmente, de fuentes animales (en forma de vitamina K2, menaquinona).
La vitamina K desempeña varias funciones importantes, aunque a menudo subestimadas, en la salud cerebral. La investigación de las últimas dos décadas ha ampliado sus funciones conocidas más allá de la coagulación sanguínea para incluir la neuroprotección, el mantenimiento cognitivo y la regulación del metabolismo lipídico cerebral.
Rol de las proteínas dependientes de la vitamina K (VKDP) en la estabilidad neuronal
Una de las funciones clave de la vitamina K en el sistema nervioso es la activación de proteínas dependientes de la vitamina K (VKDP), como Gas6 y la proteína S, que se expresan en neuronas y células gliales (células que soportan y nutren a las neuronas).
Estas proteínas participan en un proceso llamado γ-carboxilación dependiente de la vitamina K, que les permite unirse a receptores que regulan la supervivencia celular y la señalización antiapoptótica (apoptosis se refiere al proceso por el cual una célula provoca su propia muerte, un “suicidio” celular). Este proceso ayuda a preservar la integridad neuronal y favorece la mielinización de las conexiones neuronales, favoreciendo así la comunicación entre neuronas. Estudios recientes han demostrado que interferir con el metabolismo de la vitamina K altera la activación de Gas6, poniendo un alto a toda ésta vía de señalización neuroprotectora.
Regulación del metabolismo de los esfingolípidos y comunicación entre neuronas
Otra función crucial de la vitamina K es el metabolismo de los esfingolípidos. Los esfingolípidos son lípidos complejos (grasas) que son esenciales para mantener la estructura de las membranas neuronales y las vainas de mielina (recubrimiento graso “aislante” que facilita la comunicación neuronal). Los esfingolípidos desempeñan un papel vital en la señalización celular y la estabilidad sináptica (espacios entre cada neurona dónde ocurre la comunicación neuronal).
Las investigaciones indican que la vitamina K actúa como cofactor en las vías que sintetizan estos lípidos, es decir, son necesarias para que ocurra correctamente la comunicación neuronal. Las alteraciones del metabolismo de los esfingolípidos se han relacionado con enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y el Parkinson, lo que sugiere que mantener niveles adecuados de vitamina K podría ayudar a prevenir o retrasar estas afecciones.
Efectos antioxidantes y antiinflamatorios neuroprotectores
Es bien conocido que los antioxidantes juegan un rol importante en la salud al neutralizar los radicales libres (moléculas inestables que pueden dañar las células y causar estrés oxidativo). Al prevenir este daño celular, los antioxidantes ayudan a proteger contra las enfermedades crónicas y el desgaste corporal general. Investigaciones han encontrado que la vitamina K posee propiedades antioxidantes y antiinflamatorias que protegen específicamente el tejido cerebral. Estudios experimentales demuestran que la menaquinona-4 (MK-4, una forma de vitamina K2) reduce las especies reactivas de oxígeno e inhibe la activación microglial, ambos factores clave que contribuyen al daño neuronal durante el envejecimiento y las enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. Al mitigar el estrés oxidativo y la inflamación, la vitamina K ayuda a mantener la resiliencia celular en el cerebro y conservar mejor sus funciones.
Mantenimiento de la función cognitiva en enfermedades neurodegenerativas
Estudios epidemiológicos (estudio de la distribución, frecuencia y factores determinantes de las enfermedades en una cierta población) también han vinculado a la vitamina K con la función cognitiva. En un estudio, aquellos adultos mayores que tenían una mayor ingesta dietética o niveles de vitamina K1 y 2 en sangre, tendieron a obtener mejores resultados en pruebas de memoria y función ejecutiva. Adicional a ésto, los niveles bajos de vitamina K se han asociado con el deterioro cognitivo acelerado y mayor riesgo de desarrollar demencia. Estos hallazgos apuntan a la vitamina K como un posible factor en el envejecimiento cognitivo y la prevención de enfermedades neurodegenerativas.
Salud vascular cerebral
Finalmente, los estudios apuntan a que la vitamina K por su papel vascular, también contribuye a la salud circulatoria del cerebro. Ésto lo logra mediante la activación de la proteína Gla de la matriz (MGP), una proteína dependiente de la vitamina K (VKDP) que previene la calcificación arterial y mantiene la elasticidad vascular. Dado que un flujo sanguíneo cerebral adecuado es esencial para la función neuronal, es probable que esta protección vascular sea la base de parte del vínculo entre la vitamina K y el rendimiento cognitivo al mantener la correcta oxigenación del tejido y prevenir embolias cerebrales.
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