Resumen del libro “El miedo a la libertad”
Libertad y Democracia
1.- La ilusión de la individualidad
Fromm nos habla de la tendencia que tiene el hombre al conformismo, pero de donde vienen estas tendencias se pregunta.
Dentro de nuestra educación conduce con demasiada frecuencia a eliminar la espontaneidad y a la sustitución de actos psíquicos originales por emociones, pensamientos y deseos impuestos de afuera.
Una de las formas más tempranas de represión de sentimientos se refiere a los de hostilidad. Muchos niños manifiestan cierto grado de hostilidad y rebeldía como consecuencia de sus conflictos con el mundo circundante, y que ahoga su expresión.
Los métodos son distintos: varían desde amenazas y castigos, que aterrorizan al niño, hasta los métodos más sutiles de soborno o de una explicación que confunde al niño que por consecuencia acarrean que abandonen la hostilidad. Se les enseña a no reparar en la existencia de la hostilidad y falta de sinceridad en los demás. Sin embargo en ellos sigue existiendo esa hostilidad o aversión hacia alguien “sin razón alguna”.
Se enseña al niño a experimentar sentimientos que de ningún modo son suyos como por ejemplo a sentir simpatía hacia la gente, a mostrarse amistoso con todos si ejercer discriminaciones críticas y a sonreír. La presión social; si usted no sonríe no tiene un carácter agradable.
La mayoría no se da cuenta de que el suyo es un gesto externo y con esto se pierde también la capacidad de discriminar entre lo que es un seudosentimiento y la amistad espontánea.
No solamente se reprime la hostilidad sino también como nos decía Freud la sexualidad. Las consecuencias de estas represiones son inhibiciones sexuales o adquirir una sexualidad compulsiva.
En nuestra sociedad el ser emotivo se ha vuelto un sinónimo de ser enfermizo o desequilibrado.
Por otro lado la conciencia de muerte y el aspecto trágico de la vida, poco importa que la percibamos en forma clara u obscura. Cada cultura tiene una forma peculiar de percibirla. En las culturas que más tienden a la individualización se concede a este problema una consideración adecuada a la estructura psicológica y social de la cultura misma.
Los griegos por ejemplo subrayaban la importancia de la vida e imaginaban la muerte sólo como una vaga y oscura continuación de la existencia.
Los egipcios basaban sus esperanzas en la creencia de la indestructibilidad del cuerpo humano. Los judíos en cambio de una manera más realista podían reconciliarse con una idea de la destrucción de la vida individual por medio de la visión de felicidad y justicia que el ser humano llegara a alcanzar en este estado.
El cristianismo ha hecho de la muerte algo irreal y ha tratado de confrontar al individuo desdichado, prometiéndole una vida en el más allá.
Fromm nos dice que la mera remoción de la superficie no anula la existencia de los elementos reprimidos. De este modo el miedo a la muerte sigue viviendo entre nosotros en una existencia ilegítima. Permanece activo, a pesar del intento de negarlo, pero al ser reprimido queda estéril. Es una de las causas del achatamiento de las otras experiencias. Un ejemplo de esto es las cantidades exorbitantes que en este país se paga por los funerales.
Muchos psicoanalistas emplean palabras como infantil o neurótico para definir los tipos de personalidad que no encajan en el modelo convencional del individuo “normal”.
El pensamiento original es desaprobado. Llenos de curiosidad acerca del mundo, los niños se hayan deseosos de conocer la verdad. Muchas mentiras evitan tener el contacto con esta verdad, mentiras enfocadas a tergiversar la verdad, mentiras que ocultan hechos que por distintas razones personales lo adultos no quieren dar a conocer a los niños.
Los métodos educativos dificultan el pensamiento original. Prevalece la superstición patética de que sabiendo más y más de los hechos es posible llegar a un conocimiento de la realidad. De este modo se descargan en la cabeza de los estudiantes centenares de hechos aislados e inconexos.
Otra manera de desalentar el pensamiento original, estrechamente ligada a la anterior, es la de considerar, es la de considerar toda la verdad relativa. Las consecuencias de este relativismo, a menudo es desaparecer el estímulo de la búsqueda de la verdad, volviéndonos cada vez más autómatas.
En su niñez todo ser humano atraviesa por un estado de impotencia y la verdad constituye uno de los instrumentos más poderosos para aquellos que carecen de poder. Pero la verdad se halla conexa a los intereses del individuo, no solamente con respecto a su orientación en el mundo exterior; también su propio vigor depende en gran medida del alcance de su conocimiento verdadero que posee de si mismo. Las ilusiones sobre la propia persona quizá puedan representar muletas útiles para aquellos que no pueden caminar por si solos; pero esto también aumenta la debilidad del propio individuo.
“Conócete a ti mismo” es una de las premisas fundamentales capaces de asegurar la fuerza y la felicidad de los hombres.
Los hombres debaten impotentes frente a una masa caótica de datos y esperan con paciencia patética que el especialista halle lo que debe de hacer o adónde debe dirigirse.
Hay una combinación de cinismo e ingenuidad que es muy típica del individuo moderno. Su consecuencia esencial es la de desalentar su propio pensamiento y decisión. Fomenta la inmadurez.
Otro modo de paralizar la capacidad de pensar críticamente lo hayamos en la destrucción de toda imagen estructurada del mundo. La televisión actualmente con esa misma voz sugestiva y autoritaria que acaba de anunciarnos una noticia seria de la situación política, trata ahora de convencer al público acerca de alguna marca de jabón o vino. El nombre de la libertad de la vida pierde toda estructura, pues se reduce a miles de piezas pequeñas, desprovista de cualquier sentido. El individuo se ve abandonado frente tales piezas como un niño frente a un rompecabezas; con la diferencia de que mientras éste sabe lo que es una casa y por tanto, puede reconocer sus partes en las piezas del juego, el adulto no alcanza a ver el significado del todo cuyos fragmentos han llegado a sus manos.
La carencia de originalidad es también igualmente exigida como hacia la voluntad. Jamás se preguntan cuales son sus verdaderos deseos. Sólo vamos por la vida queriendo obtener buenas notas, cuando somos adultos queremos lograr cada vez más éxito, obtener más dinero, ir a los mejores lugares, poseer más prestigio, comprar mejores autos, etc. Dentro de esta actividad frenética, se detienen a pensar ¿Qué habré obtenido? ¿Qué quiero lograr? No se obtiene respuesta, la gente en general tiende a liberarse rápidamente de estas incómodas preguntas.
El hombre moderno está dispuesto a enfrentar graves peligros para lograr propósitos que se suponen sean “suyos”. Esto se haya estrechamente relacionada con el problema de la autoridad y de la libertad. A menudo se considera la intensidad de la actividad como prueba de carácter autodeterminada de la acción.
Los modelos de autoridad se han conocido como el estado, la iglesia, y una más determinante aún que es la autoridad anónima como lo es el sentido común o la opinión pública.
El individuo piensa, siente y quiere lo que se supone que debe pensar, sentir y querer, en este proceso se anula su propio yo, que debería constituir el fundamento de toda seguridad genuina del individuo libre.
El adaptarnos a las expectativas de los demás, al tratar de no ser diferentes, logramos acallar aquellas dudad acerca de nuestra identidad y ganamos así cierto grado de seguridad. Sin embargo el precio que pagamos es muy alto.
El autómata está vivo biológicamente pero muerto psicológicamente; la vida se le escurre como arena entre las manos.
El hombre moderno está ambiente de vida, acepta sucedáneo cualquier cosa que pueda causar excitación o estremecimiento: bebidas, deportes o la identificación con la vida ilusoria de personajes ficticios en la pantalla.
Si la vida pierde su sentido porque no es vivida, el hombre llega a la desesperación.
2. Libertad y espontaneidad
Tanto el desamparo como la duda paralizan la vida, y de este modo el hombre, para vivir, trata de esquivar la libertad que ha logrado: La libertad negativa.
Se ve así arrastrando hacia nuevos vínculos.
Haya una nueva y frágil seguridad a expensas del sacrificio de la integridad de su yo individual. Así está libertad conduce a nuevas cadenas.
Creemos que la realización del yo se alcanza no solamente por el pensamiento, sino por la personalidad total del hombre, por la expresión activa de sus potencialidades emocionales e intelectuales. En otras palabras, la libertad positiva consiste en la actividad espontánea de la personalidad integrada.
Aquel carácter creador que puede hallarse tanto en las experiencias emocionales, intelectuales y sensibles como el ejercicio de la propia voluntad. Se debe de dar una eliminación de la distancia entre la naturaleza y razón, la actividad espontánea sólo es posible si el hombre no reprime partes esenciales de su yo, si llega a ser transparente para sí mismo y si las distintas esferas de la vida han alcanzado una integración fundamental.
Las personas más tradicionalmente espontáneas son los artistas, la posición de este sin embargo es vulnerable, pues se respeta la espontaneidad o individualidad del que ha obtenido éxito; si no alcanza a vender su arte para los demás es un desequilibrado o neurótico. Misma historia con los revolucionarios. El revolucionario afortunado es un hombre de Estado, el que no alcanza el éxito, es un criminal.
Los niños pequeños tienen la capacidad de sentir y pensar lo que realmente es suyo: tal espontaneidad se manifiesta en lo que dicen y piensan, en las emociones que expresan en sus rostros.
Que se trate de la percepción fresca y espontánea de un paisaje o del nacimiento de alguna verdad como consecuencia de nuestro pensar, o bien de algún placer sensual no estereotipado, o del nacimiento del amor hacia alguien, en todos estos momentos sabemos que es algo espontáneo.
La actividad espontánea es el único camino por el cual el hombre puede superar su terror hacia la soledad sin sacrificar la integridad de su yo. El amor es componente fundamental de esta, como unión del individuo con los otros sobre la base de la preservación del yo individual. El acto de crear, se unifica con la naturaleza.
El yo es fuerte en la medida de que es activo. No hay fuerza genuina en la posesión. Tampoco la hay en el uso y la manipulación de los objetos. Lo nuestro es solamente aquello con lo que estamos genuinamente relacionados por medio de la actividad creadora. Esto excluye totalmente al poder. Normalmente creemos que podemos lograr cualquier cosa material o inmaterial, ya sea comprándolo y de este modo los objetos llegar a pertenecernos, independientemente de todo el esfuerzo creador propio.
De este modo se concede valor al producto terminado en vez de atribuírsela a la satisfacción inherente a la actividad creadora.
Cuando el hombre logra vivir espontáneamente sus dudas desaparecen. El simple acto de vivir recobra importancia. Y esto aumentará su seguridad.
Todos los seres humanos, poseen por igual el mismo inalienable derecho de se feliz y de ser libre. Cultivar el carácter único de cada cual constituye la esencia de la individualidad.
La libertad positiva implica también de que no existe un poder superior al del yo individual, que el hombre representa el inicio y final de la vida, que el desarrollo y la realización del hombre constituyen un fin que no puede ser subordinado a propósitos a los que se atribuyen una dignidad mayor. Decir que el hombre no debiera sujetarse a nada superior al él mismo, no implica negar la dignidad de los ideales. Es menester reconocer la diferencia que existe en entre los ideales genuinos y los ficticios. Como lo hay entre lo falso y lo verdadero. Todos los ideales genuinos tienen en común, que expresan el deseo de algo que todavía no se ha realizado, pero que es deseable para el desarrollo y felicidad del individuo.
Del mismo modo pudiéramos saber lo que no es deseable o pudiera resultar tóxico para nuestro desarrollo. Esto pudiera tener una explicación en el masoquismo.
Todo ideal verdadero tendría que tener el propósito de favorecer el desarrollo, la libertad y la felicidad del yo.
Con esto llegamos a otro problema, el del sacrificio. Nuestra definición de libertad como rechazo de la sumisión a todo poder superior, ¿excluye el sacrificio?. Existen 2 tipos de sacrificio: uno que las demandas de nuestro yo físico pueden entrar en conflicto con nuestro yo espiritual viéndonos así obligados a sacrificar al primero para asegurar la integridad del otro. Tal sacrificio es muy diferente al que plantea el fascismo este es un sacrificio masoquista que busca el cumplimiento de la vida en su negación misma y aniquilación del yo. La diferencia sería que el primero siempre supone un ilimitado anhelo de integridad espiritual.
La libertad positiva se establece, si el hombre puede realizar su yo plenamente y sin limitaciones, habrán desaparecido las causas fundamentales de sus tendencias impulsivas asociales y tan solo los individuos anormales representarán un peligro. Este tipo de libertad nunca ha llegado a realizarse y sin embargo ha constituido un ideal del hombre.
La victoria de la libertad es solamente posible si la democracia llega a constituir una sociedad en la que el individuo, su desarrollo y felicidad constituyan el fin y el propósito de la cultura; en la que la vida no necesite justificarse por el éxito, que el individuo no se vea subordinado ni sea objeto de manipulaciones de nadie. En la que la conciencia y los ideales del hombre no resulten de la absorción en el yo de las demandas exteriores y ajenas, sino realmente sean suyas.
El progreso de la democracia consiste en acrecentar realmente la libertad, iniciativa y espontaneidad del individuo.
El carácter irracional y caótico de la sociedad debe de ser reemplazado por una economía planificada que represente el esfuerzo dirigido y armónico de la sociedad como tal. Un socialismo democrático. Debemos reemplazar la manipulación de los hombres por la cooperación activa e inteligente.
El único criterio acerca de la realización de la libertad es el de la participación activa del individuo en la determinación de su propia vida y en la de la sociedad.
También las palabras democracia, libertad, individualismo llegan a ser objeto del abuso. Hay una manera de definir el verdadero significado entre fascismo y democracia, un sistema que crea condiciones políticas, económicas y culturales dirigidas al desarrollo pleno del individuo.